lunes, 25 de febrero de 2008

Esperanza


El caballo sigue la manzana.
El domador la sostiene siempre frente al equino.
El caballo galopa para alcanzarla, más y más.
El premio tan deseado, el objetivo, ansiado por el caballo.

Pero el caballo galopa, y no la alcanza.
Entonces galopa más fuerte y más rápido.
Pero no lo dejan alcanzarla.
Entonces cuando cree que en ese último paso la va a alcanzar, repentinamente se la alejan de sus fauces.

Y el caballo relincha enojado, frustrado por su inminente fallo.
Y el domador no ve eso, no nota el cansancio y el enojo del caballo.
Cada vez que el caballo retoma el galope para volver a intentar, falla de la misma manera.
Y cada vez que lo intenta, no logra que su instinto lo reanime, y cae, rendido.
Entonces, ¿para qué sigue intentando?
¿Por qué soporta los desánimos, pierde su confianza y se vuelve un equino como una tormenta?
intempestuoso, imprevisible, destructor
¿Por qué cree que puede lograrlo alguna vez?
Será que confía en que el domador se apiadará, o mejor, se dará cuenta de su esfuerzo.
O que tiene la esperanza de que alguna vez lo logrará. Y sigue intentando.

Pero mientras tanto, el caballo no alcanza su manzana.
Corre, se desgasta, se demacra, se deprime.
Y no puede alcanzar su manzana.
Pero tiene esa pequeña esperanza,
Que en algún momento algo cambiará
Y mientras piensa en cómo lograrlo, come otras manzanas, menos apetitosas, pero que lo mantienen despierto y vital, para poder seguir y alcanzar su manzana.



Y un día, logrará alcanzar y disfrutar de su tan ansiada manzana, en manos de su domador, o de otro.

martes, 12 de febrero de 2008

Como una sola

Su alma y la mía, al unísono, fusionadas en la misma.
Lazos invisibles de oro y luz nos entrelazan, afirman.

Tantas sensaciones, sentimientos se transmiten, muchos desconocidos, esperan para encontrarse más adelante cuando se afirmen los conocimientos, los míos, para entenderlo y presentarlo como la magia que él es, que aclama ser. Y con razón.


Extensión, de otro material, de mi cuerpo.

Las vibrrraciones hacen estremecer al mundo de éxtasis y belleza. Y libertad.

Las partículas liberadas, perdidas en el espacio, señales de lo que aconteció.
Carne. Huesos. Madera. Metal. Cabello (equino). Y el alma.



Juntos, al unísono, el tiempo se detiene

y sólo quedamos nosotros, él y yo.